lunes, 27 de diciembre de 2010

"Y entonces los hombres y mujeres más primeros no se miraron porque de por sí no miraban, pero preguntaron qué cosa es “mirar”. Y entonces los dioses que nacieron el mundo se dieron cuenta de que no les habían dejado claro para qué servían los ojos, o sea cuál era su razón de ser, su por qué y su para qué de los ojos. Y ya les explicaron los dioses más grandes a los hombres y mujeres primeros qué cosa era mirar, y los enseñaron a mirar.Así aprendieron estos hombres y mujeres que se puede mirar al otro, saber que es y que está y que es otro y así no chocar con él, ni pegarlo, ni pasarle encima, ni tropezarlo.Supieron también que se puede mirar adentro del otro y ver lo que siente su corazón.Porque no siempre el corazón se habla con las palabras que nacen los labios.Muchas veces habla el corazón con la piel, con la mirada o con pasos se habla.
También aprendieron a mirar a quien mira mirándose, que son aquellos que se buscan a sí mismos en las miradas de otros.
Y supieron mirar a los otros que los miran mirar.Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres y mujeres.

Y la más importante que aprendieron es la mirada que se mira a sí misma y se sabe y se conoce,
la mirada que se mira a sí misma mirando y mirándose,
que mira caminos y mira mañanas que no se han nacido todavía,
caminos aún por andarse y madrugadas por parirse."



La historia de las miradas.

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